Bienvenido al Mundo de las Misiones Transculturales
Las Misiones nacen en las Sagradas Escrituras. Así es que forma parte integral del plan de redención, por lo tanto, está asociada de manera inseparable a la persona y obra salvadora de Cristo. Tal importancia se podría probar de varias maneras: por medio de la teología, por las enseñanzas doctrinales, y sobre todo por la misma necesidad de la gente, ya que están destituidos de gloria de Dios. a continuación algunas frases mencionadas por hombres de Dios.
Saben? Hay algo que me agrada mucho en Juan 1:1
El Verbo hecho carne
1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios., se despojo de todo su gloria y hacerse semejante a los hombres, ese es el verdadero amor demostrado.
Intensa actividad
"(Cristo) Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Col 2:14-15)
JESÚS TRIUNFO EN LA CRUZ
Satanás manipula al mundo utilizando el poder de la muerte. Todos los hombres temen morir, ir al infierno y no salir de allí. Todos los seres humanos, sin excepción, mueren, por cuanto todos pecaron, y porque la paga del pecado es la muerte (Ro 6:23). Cuando alguien muere, su alma va a un lugar llamado Hades, que retiene a los muertos (Lc 16:23). La puerta del Hades sólo es de entrada, no existe salida, es decir, quien entra allí no puede salir.
Sin embargo, el Señor Jesús venció a la muerte, pues en Él está el poder de la resurrección. Él no estaba bajo los poderes del mundo actual (Jn 8:23), por eso Su obra rompió el poder de la muerte y del Hades. ¡Aleluya! En Hebreos 2:14-15 podemos ver esto: "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre".
Dios es santidad y justicia. Por amor a nosotros, Él envió a Su propio Hijo en forma humana. Antes, como Dios incorpóreo, era sólo el Espíritu, pero para salvarnos, el Señor Jesús fue engendrado en María, por obra del Espíritu Santo (Mt 1:18), se hizo un hombre de carne y sangre como nosotros, pero sin pecado (He 4:15b).
En la carne del hombre mora el pecado. Pero, en la carne del Señor Jesús no había pecado; Él sólo tenía la semejanza de carne de pecado. Por eso, el Señor Jesús al ser crucificado, llevó los pecados de todo el mundo a la cruz (Ro 8:3; 1 Jn 2:2). Asimismo, por Su sangre preciosa, Él nos rescató y proveyó el perdón de los pecados (1 P 1:18-19; 1 Jn 1:7). El Señor Jesús satisfizo los requisitos de la santidad y de la justicia de Dios. Por haber creído en Él, ya no necesitamos temerle al Hades ni a la muerte. En la cruz, el Señor Jesús triunfó sobre el diablo y lo destruyó. Tal vez Satanás pensó que Jesús, al morir, se iba a convertir en su rehén. Pero el Señor resucitó al tercer día, rompiendo las puertas del Hades y abrió una salida. ¡Aleluya! En Su resurrección, Cristo llevó cautiva la cautividad, liberando a aquellos que estaban esclavizados en las manos de Satanás (Ef 4:8; Sal 68:18). ¡Gloria a Dios! ¡Este es el poder salvador de la vida de resurrección! ¡Esta es la obra victoriosa del Señor!
¡Gracias a Dios por habernos librado del dominio del enemigo! Antes, por causa del temor de la muerte estábamos sujetos a Satanás, pero ahora el Señor ya nos salvó, porque Él mismo, en carne y sangre, triunfó en la cruz sobre el pecado, anuló el poder de la muerte y destruyó al diablo.
Cuando creemos en la obra redentora del Señor Jesús, también creemos que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él en la cruz. Cristo resucitó de entre los muertos; la muerte ya no tiene dominio sobre Él, por eso no temamos ni al Hades ni a la muerte (Ro 6:5-9).
¡Aleluya!
Misionera: Lila Pascual
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